6.3.08

Consejos ante un secuestro virtual

Inseguridad

Preocupa el aumento de secuestros virtuales

Las autoridades toman medidas

Nadie está a salvo de ser víctima de un secuestro virtual.

Aunque no existen cifras oficiales porque la mayoría de los hechos no se denuncia, los damnificados por esta modalidad delictiva, que consiste en obtener dinero de una persona a quien se le hace creer mediante una llamada telefónica que alguien de su entorno está privado de la libertad, se cuentan de a miles en la Argentina, admitieron a LA NACION altas fuentes de la Policía Federal.

Debido al importante crecimiento que tuvo este delito en los primeros meses de este año, las autoridades decidieron tomar medidas. Por ejemplo, la Policía Federal elaboró una lista de sugerencias para no ser víctima de un secuestro virtual, mientras que los gobiernos de Córdoba y de Santa Fe colocaron identificadores de voz en los teléfonos públicos de los penales provinciales para advertir al receptor de una llamada que la comunicación se realiza desde una cárcel. Según los investigadores, la mayoría de las llamadas extorsivas se realizó desde penales de dichas provincias.

En los últimos quince días fueron víctimas de secuestros virtuales dos magistrados del Poder Judicial bonaerense, el músico Charly García, el futbolista del seleccionado colombiano y de Colón, de Santa Fe, Freddy Grisales, entre otros. Pero cualquier persona que tenga una línea telefónica de tierra o un celular y tenga familia o amigos puede ser víctima de un secuestro virtual.

"Si bien esta maniobra tiene tantas variantes como autores y existen dos modalidades bien diferenciadas, una de ellas es realizada por presos que llaman desde los teléfonos públicos de las cárceles y obtienen como rescate las claves de tarjetas telefónicas que, después, usan o venden. En la segunda variante intervienen por lo menos dos delincuentes: uno que realiza la llamada y otro que cobra el dinero del rescate", explicó un veterano investigador de la Policía Federal.

Según el policía especializado en investigar secuestros, una importante cantidad de secuestros virtuales se registran los viernes y sábados en hogares donde hay adolescentes que esos días salen a bailar o se reúnen en casas de amigos.

"Mire, es muy sencillo, existen tantas víctimas potenciales de este delito como líneas telefónicas de celulares y de tierra hay en nuestro país", dijo el detective.

Se trata de una modalidad delictiva que se comete con llamadas telefónicas. Mediante el ardid de que tiene secuestrado a un miembro de la familia el malviviente juega con la desesperación de padres o parientes y los obliga a pagar, en un plazo no mayor a una hora, una suma de dinero o un determinado importe en tarjetas telefónicas.

Como ese familiar no está localizable porque salió a bailar o porque en ese momento estaba en algún lugar donde no podía atender el teléfono, los padres no saben que no está secuestrado y pagan los rescates.

Nunca hubo secuestro, pero del otro lado de la línea el familiar de la víctima no lo sabía. El delincuente se aprovecha de la desesperación para obtener dinero. Aunque en principio parece una estafa o un cuento del tío, para la Justicia y la policía se trata de una extorsión.

"Si bien el secuestro no se concretó y ninguna persona fue privada de su libertad, hubo una coacción para obligar a los familiares a pagar", explicó el investigador de la Policía Federal.

La maniobra comienza con una llamada telefónica. El delincuente que se dedica a los secuestros virtuales elige una característica, por ejemplo, 4801 - .... y comienza a llamar a los distintos números. En una de esas comunicaciones atienden.

"Te llamo desde el hospital porque se accidentó una persona que tenía un papel con este número de teléfono anotado, pero no llevaba identificación, ¿es su suegro no?", expresa el delincuente, simulando estar preocupado.

Caer en el engaño

Del otro lado la respuesta puede ser: "No, mi suegro murió hace varios años", con lo que la estafa se aborta, o "Sí, puede ser mi suegro". Esta respuesta indica al delincuente que el receptor cayó en el engaño y, luego, obtiene el nombre del familiar. Después, con los datos obtenidos, el delincuente vuelve a llamar y dice que el familiar está secuestrado y exige que compren tarjetas telefónicas por entre 100 y 200 pesos y que le pasen las claves para continuar la negociación.

Entre esa llamada y la comunicación en la que el damnificado entregó las claves no pasa mucho tiempo debido a que el delincuente actúa rápido, antes de que el damnificado encuentre a su familiar y advierta que está bien y que todo fue un engaño.

"Muchos de los damnificados no hacen la denuncia porque sienten vergüenza de haber sido engañados. Por eso, se recomienda no entregar datos sobre los integrantes de la familia a desconocidos que llaman por teléfono."

"A pesar de que el sentido común indica esto, hay muchas personas que caen en el engaño. Tampoco se denuncian estos hechos por temor y porque los damnificados quieren evitar ir a declarar a los tribunales", explicó el veterano investigador policial.

Generalmente, esta variante de los secuestros virtuales es cometida por malvivientes que están detenidos en penales del país, que se aprovechan del elemento sorpresa y del shock que causa en una persona recibir la noticia sobre un familiar accidentado. Pero también hubo casos en los que los autores no eran presos que actuaban solos, sino bandas que obtenían los datos de los integrantes de una familia a través falsas promotoras de concursos.

"En los casos en los que se pagaba rescate se identificó a los autores y fueron detenidos. Pero con las llamadas de las cárceles resulta muy difícil la individualización del autor porque nadie controla el uso del teléfono público de un pabellón", concluyó el investigador de la Policía Federal.

Por Gustavo Carabajal
De la Redacción de LA NACION


Falsas promotoras

CORDOBA.- En esta provincia, las víctimas de los secuestros virtuales son generalmente adolescentes varones, según explicó Sergio Gómez Fernández, abogado de la Asociación Víctimas del Delito, de Córdoba.

Los muchachos son seducidos en la entrada de las discos por agraciadas mujeres que logran obtener información personal y el número de teléfono, datos que después son utilizados por sus cómplices para extorsionar a los padres del joven para la entrega de dinero bajo el pretexto de un secuestro. Se conocieron cuatro casos de jóvenes que estaban en el boliche mientras los presuntos secuestradores cobraban un rescate a sus padres. Las negociaciones oscilaban entre 500 y 1000 pesos.

Las mujeres que ofician de "promotoras" de algún producto obtienen los datos de la víctima -teléfono, domicilio y tarjeta de crédito- haciéndole llenar un formulario para un supuesto concurso.

Para no ser una víctima

Qué hacer ante las llamadas

  • Llamadas con cobro revertido: la Policía Federal aconseja no aceptar comunicaciones de este tipo, especialmente si no hay ningún amigo o familiar que acostumbre a realizarlas. La mayoría de los secuestros virtuales se realiza con llamadas de este tipo que se hacen desde cárceles del país.


  • No entregar datos a desconocidos: si llama algún desconocido con la excusa de que un familiar está internado en un hospital, pero se desconoce la identidad, no entregar datos de parientes o amigos, porque, sin querer, se facilita al delincuente la información para concretar el secuestro.


Para tener en cuenta

  • Tratar de ubicar al familiar: si ante la duda uno cae en el engaño, se debe ubicar rápidamente al familiar para saber si está secuestrado. Pedir tiempo a los supuestos secuestradores.


  • Aportar un nombre falso: si un desconocido pregunta el nombre de un familiar que estaría supuestamente accidentado, entregar un nombre falso.


  • No quemar las tarjetas: aunque el delincuente insista, no deben quemarse las tarjetas telefónicas cuyas claves se entregaron; sirven para rastrear a los malvivientes que las usaron.


Link permanente: http://www.lanacion.com.ar/635807

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Breve historia

(Buenos Aires)

De Wikipedia, la enciclopedia libre


Don Bosco es una ciudad y estación de FF.CC., en el nordeste del partido de Quilmes (sur del Gran Buenos Aires, Argentina). Anteriormente denominada "Estación km 13", toma el nombre de Don Bosco por la influencia de las congregaciones salesianas y de las Hermanas de María Auxiliadora ubicadas en Bernal; los mismos vecinos solicitan el cambio de nombre, el cual es otorgado el 4 de noviembre de 1929.

Don Bosco se alza rodeando las vías del ferrocarril Roca. Su estación es la sexta desde Plaza Constitución.

Es un barrio en su mayoría residencial, con un pequeño sector comercial cercano a la estación.

Don Bosco cuenta con una pequeña biblioteca, la biblioteca "Dra. Liberia Rovere", ubicada en la calle Ciudadela 2158. También Don Bosco cuenta con los clubes Libertad y Don Bosco. Ademas en dicha localidad se encuentra la villa miseria "Itati".

Historia [editar]

  • 1580 a partir de la fundación de Buenos Aires por Juan de Garay, se produce el reparto de las tierras cercanas. Corresponde el actual barrio de Don Bosco, en ese entonces, a Luis Gaytan. A partir de ese momento fueron modelándose las diversas estancias que ocuparían dicho territorio.
  • 1666 el primer poblado al sur del Riachuelo: la Reducción de la Santa Cruz de los Indios Quilmes. La llegada de los otros pobladores, criollos y españoles dedicados al comercio y contrabando de cueros vacunos, dará origen al establecimiento de las estancias generando el desarrollo económico de la zona.
  • 14 de agosto de 1812 decreto dando por terminada la Reducción y se ordena el trazado del pueblo de Quilmes.
  • 1818, tarea concretada con la confección de los planos del partido por el agrimensor Francisco Mesura.
Don Bosco - Vista de las vías del tren
Vista de las vías del tren

Población [editar]

Don Bosco contaba en el último censo con 20.876 habitantes (INDEC, 2001). Es la localidad con menos habitantes del partido, del que representa un 4% de su población.